miércoles, 11 de enero de 2012

en la ruta para sucitar un equipo de animacion migrante

El sabado 2 de Abril 2011 tuvimos una primera experiencia de encuentro con personas de las diferentes comunidades migrantes de la Diocesis.
La inquietud ha sido propiciar el conocimiento mutuo de quienes han sido por anos los y las que animan cada comunidad.
Aunque en la Iglesia norteamericana se hable de liderazgo, me parece que el termino animacion tiene un alcance mas profundo cuando nos referimos a la vida de una comunidad, en particular la comunidad migrante: Anima quien hace posible que se inicie la formacion de relaciones entre personas, anima quien apoya los primeros pasos de una experiencia de fe, anima quien sale al encuentro de familias o personas y las enlaza a la comunidad; anima quien esta al tanto de los retos personales o colectivos de un grupo o de una poblacion (desafios de salud, de trabajo, politicos...etc) y sabe acompanar y dar una palabra de orientacion y de aliento.
Ese sabado 2 de Abril 2011 entre cuarenta y cincuenta personas animadoras de nuestras comunidades nos encontramos para conocernos y poner en comun nuestras experiencias.
El encuentro en si fue positivo. Todo mundo volvio a su comunidad con mucho animo, aunque todavia no tuvieramos claro que paso sigue.
Despues de este primer encuentro Diocesano vuelvo a ver varios puntos que quedan como desafios para la animacion de la comunidad migrante:
1) Admiro a muchas personas que han estado haciendo este servicio de animacion por anos. Y reconozco la vocacion de otras muchas personas que podrian ser estupendas animadoras, porque lo fueron en sus paises y pueblos de origen; pero que las condiciones aqui no les permiten desarrollar esta capacidad de servicio.
Hay un nivel de liderazgo solidario que responde a muchas situaciones de la vida cotidiana de la comunidad. Quienes escuchan y animan a las personas que enfrentan crisis de algun tipo. Quienes visitan espontaneamente a companeros/ras que estan en necesidad o necesitan moverse a algun lado. Es como un liderazgo diaconal inmediato y tal vez pasajero, pero quienes lo hacen tienen la sensibilidad que les impulsa a responder.
Creo que hay un segundo nivel, cuando encontramos personas disponibles para colaborar en servicios para la comunidad de fe: Preparar y cuidar del lugar donde la comunidad se reune. Participar en la organizacion y realizacion de eventos celebrativos comunes.
Ademas es ya un liderazgo la iniciativa para tomar parte, responsablemente, en la liturgia y formacion de ninos y jovenes. Es verdad que se necesita motivar a las personas, pero si hay quienes asumen con gusto los servicios de lectores, saludadores, ministros de la comunion, catequistas.
Un nivel mas dificil de integrar y consolidar es el de un equipo de coordinacion, donde quienes participen asuman la responsabilidad de visualizar el camino de la comunidad: es decir hacia donde orientar la vida de la comunidad, planear y evaluar el proceso comunitario, motivar al resto de la comunidad y disenar un proyecto de comunidad que indique y anime con claridad las metas que se quieren alcanzar. Esto es una tarea apenas inicial en nuestras comunidades.
2) Hay tambien una necesidad de formacion. Aunque la mayoria de nuestros "equipos" de animacion tienen el deseo y la voluntad, el contar solo con la experiencia de participar en alguna comunidad de fe, pero sin haber pasado por algun "proceso" de formacion que les capacitara con elementos pastorales, teologicos o simplemente de conocimiento y practica basica de una comunidad de fe, les limita en su voluntad de servir. El material de formacion existente no responde a la realidad vivida pro la comunidad. Por eso cada vez que enfrentamos necesidades de formacion nos vemos en la necesidad de crear los materiales y las formas metodologicas adecuadas que se acerquen mas a las situaciones concretas y reales que desafian nuestras vidas. Ademas, los condicionamientos de la vida migrante no permiten organizar "procesos" de formacion que ofrezcan las herramientas para que nuestros animadores y animadoras puedan analizar la vida de la comunidad y encontrar vias posibles para que la fe insida en la vida. Todo esto unido a lo pequeno y limitado de pastoral migrante que a la hora de disenar tiempos de formacion somos rebazados por las demandas de cada dia.
3) Se da una situacion curiosa: Aquellas personas que ya no tienen problema en su situacion migratoria, de alguna forma valoran menos su compromiso con la comunidad y buscan el contacto con esta solo cuando necesitan algun servicio. Parece que ha entrado mas al sistema norteamericano, de trabajar-consumir-pagar biles y no les queda tiempo para tomar parte en la vida de la comunidad de fe. Por otro lado quienes todavia viven la incertidumbre de su status legal, se sienten mas en la necesidad de buscar un espacio que les anime y sostenga en sus inquietudes. Son ellos y ellas quienes muestran mas compromiso y se ofrecen para colaborar en la comunidad...pero sobre su participacion esta siempre el temor. La incapacidad de la actual administracion para llegar a un acuerdo sobre una reforma migratoria, sigue siendo una determinante en ese potencial de nuestros equipos.

La mayoria de quienes participaron en ese encuentro han preguntado cuando se organizara el proximo. Me parece que tenemos que hacerlo y hacerlo con un proyecto...porque hay ya agentes de nuestra comunidad que deben ser "los y las animadoras" de nuestra poblacion migrante.