sábado, 1 de diciembre de 2007

El proyecto de pareja solo evoca la plenitud

10/8/06
Un proyecto que sobrepasa la pareja.

Todo ser humano, varón y/o hembra esta llamado a intentar la comunión, sin suprimir la dualidad dinámica de su identidad y de su diferencia.
La preocupación moralizante de la tradición eclesial ha interpretado toda la riqueza del relato de los orígenes solo en el compromiso matrimonial. Sin embargo, ningún ser humano, sean cuales sean sus opciones de vida, puede evadir esta aspiración hacia la unidad de la dualidad hembra-varón.
Una lectura de esta estructura humana, es la marcada por el patriarcado: Pretender suprimir el desafío, construyendo marcos legales excluyentes, atribuidos a la divinidad o trivializar la dualidad “formalizando” una mera relación convencional y arbitraria.
Parece que lo que inspira el relato de los orígenes es la conciencia asombrada de que ni lo masculino ni lo femenino, poseen una dimensión absoluta. Se sospecha su dualidad convergente de una fuente divina común y, por eso, se cree que esa dualidad tiende a encontrar su plenitud en una comunión.
Jesús, que es un sagaz intérprete del AT, sabe que el relato de la pareja tiene mucho más que ver con esta original forma de ser del ser humano, diseñada por el creador. Por eso ante la cuestión del divorcio legal, el amplia la relación de pareja hacia el proyecto original de plenitud del ser humano. El varón se realiza en relación a la mujer y la mujer se realiza en relación al varón….esto no necesariamente implica que el matrimonio sea la única experiencia en que se vive esta plenitud. La incluye, por supuesto, como una opción concreta de un varón y de una mujer.
En nuestras historias, cada ser humano varon y/o mujer es invitado a recorrer la aventura de ir recolectando sus propias dualidades, en un proceso de asuncion, integración, superacion de multiples dualidades no asumidas y vividas frecuentemente como situaciones contradictorias. Se trata de un camino que, conforme se anda, requiere beber de los orígenes y a la vez, inspirarse en Jesús, el hombre nuevo, para ir dibujando cada persona, en su propia singularidad varón-mujer, la figura plena del ser humano. ¿Concluye algún día este proceso integrador? Es un proceso abierto…por eso la vocación de comunión solo es evocada en el compromiso sacramental de la pareja.
Los limites, así como las experiencias de plenitud, durante la jornada de la vida tendrán múltiples y diversas manifestaciones en los matrimonio, en la maternidad y paternidad sin pareja, en la opción por el celibato, en la experiencia de otras orientaciones sexuales. Pero todas son convocadas hacia la búsqueda de la comunión.
Es la relación creativa y creadora con la otra persona y en particular con aquella persona que en su identidad sexual es distinta a mí, lo que me hace crecer y desarrollarme. Es en la complejidad y la riqueza de esta relación donde las dualidades interiores se dimensionan y se expresan en forma mas humana. Sin esa relación mi propio ser no es pleno.
Lo importante es no cancelar esta relación…seria perder el origen y el rumbo: “Al principio no fue así”, dice Jesús.

No hay comentarios: