lunes, 26 de febrero de 2007

La pasión del seguimiento.



En semana santa y el triduo pascual compartimos muchos relatos, muchos signos que la tradición cristiana fue reuniendo y atando a la historia de creyentes concretos.
La lectura del relato de la pasión nos lleva a disponernos como discípulos y discípulas,
a aprender, a guardar silencio y a ser enviado/a a confortar a los/as abatidos/as.
Los evangelios de la pasión hacen eco de la experiencia del dolor humano. Los discípulos de Jesús encontraron en los cantos del siervo del segundo Isaías, los indicios para darle sentido a la pasión y muerte del Señor. Y, de la misma forma, la vida de estos primeros cristianos con todas las contradicciones, pruebas y sufrimientos consecuencia de su estilo de vida, tomaba sentido en la figura del siervo sufriente.
En los desenlaces de cada día, el dolor humano es como ese maestro que enseña al discípulo a escuchar y a sanar desde las propias heridas.
Un amigo mió tiene ya tres años sin poder moverse, ni hablar casi... un día cayó de un árbol mientras recogía manzanas. Sin ahorros, sin seguro, ya sin posibilidad de trabajar y con un hijo pequeño, la vida de toda su familia cambio. Escuchando el relato sobrio que el Evangelio de Marcos nos da de la pasión, este domingo, se impone la exigencia de reconocer un sentido en el sufrimiento del justo. Hay un lazo elocuente entre el dolor humano, inexplicable, y la pasión de Jesús.
El sufrimiento aparece en el ritmo de nuestras vidas, muchas veces nos sorprende...no podemos estar preparados, mas bien parece que es la propia experiencia del sufrimiento la que nos prepara a algo que no sospechábamos.
Henri Nouwen procura develar el sentido del sufrimiento en la misión del creyente. En “El Sanador herido”, Nouwen busca una pista teológico-mística, el dolor ajeno provoca un impacto profundo en el sufrimiento del propio creyente. La vida del discípulo se distorsiona, si ignora el sufrimiento. Tiene que pasar por un combate plagado de inseguridades, para asumir humildemente sus heridas... y entonces el discípulo se vuelve capaz de consolar y sanar a sus hermanos y hermanas.
Hay una coherencia en el discipulado: El creyente normalmente se confunde, considera totalmente fuera del proyecto de Dios “la contradicción”, “la cruz”, el dolor. En su relato de la pasión Marcos cuenta, la traición de Judas, la negación de pedro, y la huida de los discípulos escandalizados por el fracaso de Jesús en la cruz. El relato de Marcos intenta pedagógicamente animar al discípulo y le advierte que en su opción por seguir al Señor, una vez que afirme su disposición, debe dar por descontado que tendrá retrocesos y abandonara a aquel que dice seguir. Aquellos discípulos son el espejo en quienes nos vemos nosotros...en la pasión del seguimiento, lo que cuenta no es la valentía, ni las razones claras, sino reconocerse “herido/a” y volver a iniciar el camino.
La joven esposa de mi amigo, que permanece sin moverse en el noursing home, se aferra al amor y a la esperanza. No comprende, no huye ni se conforma, ella parece cargar con el mayor peso de la situación del esposo. Es como aquel único grupo fiel, que al pie de la cruz, permanece cerca de Jesús: Las mujeres. Ellas serán luego las primeras portadoras del mensaje de la resurrección.
Tal vez la percepción femenina del sufrimiento y de la cruz es mas veraz, ellas le dan la cara, no lo niegan, cuentan con el y así se disponen a transformarlo en motivación para la vida.
Posted by Picasa

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