jueves, 8 de marzo de 2007

a journy with The Spirit

La vida es mas rica y mas compleja de lo que parece...así es también la experiencia de quien cree, requiere mantener una unidad vital, como la rama al tronco, con aquella realidad que le da sentido a su vida.
Quienes vivimos la fe cristiana no tenemos la exclusiva en la experiencia del espíritu. Muchos y diversos caminos, en el horizonte de las religiones, son propuestas muy autenticas para vivir lo que los cristianos llamamos “espiritualidad”. Con esta palabra queremos expresar aquellos elementos vitales que nos permiten crecer y vivir la madurez humano-cristiana. Estos elementos en buena parte dependen de nosotros, pero tienen más que ver con otra realidad que nos sobrepasa. Los hombres y mujeres del evangelio estuvieron seguros que la energía que les impulsaba brotaba de la propuesta y la persona de Jesús. Asumir como propio el camino de Jesús, es lo que identifica a quien se confiesa cristiano/a.
Andar en el Espíritu es una experiencia que se despliega desde el interior de la persona, no puede ser algo que llega desde afuera. Es cierto que llegamos a la fe a través de testigos cercanos.
Todos recordamos amigos, papa, mama, abuelos, maestros etc. que nos han conducido con su propio ejemplo a aquel que es el camino, la verdad y la vida. Sin embargo, hasta que la persona realiza su propia opción de fe, entonces vive desde lo profundo de su savia vital. De esta experiencia personal y solo de esta podrá elaborarse la aventura del discípulo.
Y es que cada situación histórica exige una expresión particular y concreta de “espiritualidad”, una manera adecuada de vincularse al camino de Jesús. Creo que la experiencia migrante tiene sus propios rasgos.
a) Espiritualidad subterránea (de clandestinidad): La identidad y los valores culturales sobreviven en las raíces. La persona migrante se ve obligada a aprender los criterios y las formas de la cultura dominante donde busca vivir. Incluso sus hijos/as crecen inmersos en la otra cultura, los llega a sentir extraños. Por años, esta tensión (aprender el idioma, responder a la demanda del trabajo y las relaciones) le hace desplazar su identidad cultural y personal a otro nivel. No se ha perdido, esta bajo tierra. Cualquier signo, cualquier encuentro, cualquier canción despierta la identidad, hace memoria vital de una experiencia de fe. Lo importante es no dar por muertas las raíces.
b) Espiritualidad de lo provisional: Se cultiva una actitud de estar abierto/a a lo que venga. Si eres detenido por migración, porque no tienes “papeles”, sabes que puedes ser deportado/a y debes dejar todo. Así, aprendes a vivir este momento lo mas profundamente que puedes. Si tienes trabajo aprovechas todo el tiempo, lo demás se vuelve irrelevante, no estas seguro de seguir trabajando mañana. Tu misma fragilidad (sin cuentas de banco, sin seguros, sin tarjetas de crédito, sin papeles) te hace mas libre. Los misticos y misticas cristianas conocian esta actitud como disponibilidad a la intervencion de Dios.
c) Espiritualidad de transgresión: Toda la legalidad formal, la que tiene que ver con el País que te recibe, como la normatividad moral, se relativiza. La vida se vuelve criterio absoluto. La gente migrante parece, desde todos los marcos legales, ingenua, osada, ignorante, desarraigada y sin valores...pero, en el arrojo de sus vidas es posible reconocer la honestidad radical de su conducta y es posible adivinar también que hay una corriente que les impulsa, no seria posible el futuro sin ir mas allá de lo que hoy se impone como única legalidad. “Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total” (1 Juan 3,18-24)

1 comentario:

LadeGalilea dijo...

realmente esta situación del migrante me conmueve profundamente, dejar sus raices por hambre y soportar todo por obtener mejor calidad de vida, algo que por derecho debiera tener en su pais, que triste ver como van en busca de mejor vida al pais que es el mayor causante de la miseria de los paises de origen de los migrantes. sin duda Jesús esta a su lado y es de vital importancia que no pierdan sus raices y que se sientas dignos y amados por DIos. ES duro, no conosco bien su realidad, no estoy cerca, y es muy facil opinar, pero veo las noticias, escucho anegdotas y no me parece justo el trato que se les da a los migrantes, aun yo que he visitado esas tierras he sentido la discriminación, uno mismo se discrimina, mas aun ellos que viven alli...